sábado, 27 de agosto de 2011

Purgatorio paginas #3 #4 #5



Se que me tarde mas tiempo de lo que habia pensado que esto me tomaria, pero es que he estado bastante ocupado y tuve que dejar esto de lado por algunos dias, pero aqui esta. espero que les guste.

martes, 16 de agosto de 2011

Primeros conceptos para una exposicion plastica de satira siniestra

Hace poco recibí una invitación para formar parte de una exposición de arte colectivo (de la cual no se el nombre que se le dara y tampoco el lugar donde se llevara a cabo; solamente me avisaron de la fecha, sera el 7 de Octubre, supongo que pronto me informaran del lugar y la hora).
En fin,despues de pensar algunos dias los conceptos que quiero exponer se me ocurrieron algunas ideas y pues hice este par de ilustraciones, aunque quiero explorar mas opciones y me gustaria que me sugirieran algun tema para parodiar (una caricatura, comic, serie de television, videojuego o pelicula) porque la verdad es que estoy seco de ideas, asi que agradeceria muchisimo sus sugerencias.
Fratricidio en 8 bits
                                                                     
La muerte de Miguel Ángel.
                                                         Sin mas que decir me despido. Comenten please=) !

martes, 9 de agosto de 2011

Purgatorio paginas #1 y #2


Estoy haciendo un pequeño comic que solo durara unas diez o doce paginas y pues se me ocurrio cuando veia un documental sobre Goya, con quien me identifico mucho porque yo tambien soy ezquizofrenico. El es uno de mis pintores favoritos, ya que lo que el retrataba en sus cuadros me ha pasado por la mente aun incluso antes de verlos y me parece muy sensible al dolor y los horrores de la humanidad.

jueves, 4 de agosto de 2011

Sam el gato parte 2

Cuando llegamos al hospital Sam estaba muy emocionado. Entramos por la puerta principal y nos dirigimos hacia la recepción; al ver que no había nadie atendiendo el puesto, me adentré en los pasillos con el gato en m brazos y seguí caminando hasta que me topé con una enfermera que me  regañó severamente.

- Jovencito, no puede introducir animales a este edificio.

- No lo sabia señora, pero este gatito quiere ver a su ama, ¿ podría hacer una excepción esta vez?- pregunté ingenuamente.
Ni tarda ni perezosa la enfermera me tomó del brazo y me escoltó a la salida. Cuando estuvimos afuera me sentí muy mal por mi amiguito, pero me preocupaba más la señora Esther, así que decidí ir a dejar al gatito en casa de mi abuela. Ella también se encontraba muy preocupada por su vieja amiga, pero estaba muy atareada ese día y no pudo acompañarme al hospital.

Conociendo bien a Sam, lo encerré en el estudio que era de mi abuelo el cual mi abuela tenia impecable desde que él murió y del que era casi imposible escapar, al menos para una pequeña criatura sin pulgares.  Entonces salí de la casa y me dirigí apresuradamente hacia el hospital, pero no me di cuenta de que había unos pequeños ojitos azules observando cada uno de mis movimientos. Obviamente, era Sam el que me seguía y yo quedé asombrado porque no podía creer que hubiera podido salir del estudio de mi abuelo, para mí eso era inconcebible y entoces lo supe: había un tragaluz en la parte más alta del muro trasero, el cual no había cerrado porque siempre estaba oculto por una cortina extraña que siempre me pareció de mal gusto pero que a mi abuelita le gustaba mucho.

 Aun sabiendo por donde había escapado Sam, lo que realmente me asombraba era cómo pudo el pequeño gato alcanzar un punto tan alto. Ese pensamiento cruzaba por mi mente mientras observaba al minino y entonces me di cuenta de una especie de súplica que me transmitía con la mirada, rogándome silenciosamente que lo llevara conmigo. Ver a un gato ser tan apegado con su antiguo amo es una cosa muy rara y esa era una de las cosas que hacían de Sam un amigo tan especial.

No pude negarme a llevarlo al ver esa mirada llena de tristeza y al mismo tiempo de una extraña esperanza, así que lo llamé con una señal para que se acercara a mí El pequeño animal se agazapó sobre mis hombros con el equilibrio natural de todos los felinos y ronroneó casi todo el camino hacia el hospital.

En esos minutos de trayecto me pareció ver que los ojos de Sam brillaban de alegría; nunca había visto a un gato tan feliz como él en ese instante. Cuando llegamos a las puertas del hospital el pequeñín se dirigió corriendo hacia un árbol muy alto que se encontraba frente al ala este del hospital y comenzó a trepar rápidamente.
Al levantar la vista me di cuenta de que la señora Esther se asomaba por una ventana del último piso y no sé porqué, en mí surgió un sentimiento de gran alegría al saber que conocía a una mascota tan fiel como Sam. Me dirigí a toda prisa hacia la recepción, le pregunté a la encargada el número de habitación de Esther y luego comencé a correr hacia el ala este del edificio. Cuando llegué al cuarto donde la ancianita estaba internada, observé cómo la amiga de mi abuela acariciaba a Sam y comencé a darme cuenta de que las emociones de los animales son realmente muy parecidas a las de las personas. Esther se veía débil y agotada pero a la vez muy feliz de ver a su gato.En cuanto me vio me saludó muy amablemente y de pronto senti su alegria contagiosa en el aire a pesar de su dolorosa enfermedad.

Después de platicar un par de horas con la dulce viejita, regresé a casa de mi abuela acompañado por Sam, que estaba agazapado graciosamente sobre mis hombros. Era tarde y ya comenzaban a verse la estrellas en el firmamento. Acababa de hacerle a la señora Esther una última promesa: yo cuidaría de Sam y me alegraba el pensamiento de que la vieja señora no tendría que preocuparse mas por él y que se encontraría feliz, dondequiera que se encontrara. Comencé a silbar mientras Sam ronroneaba frotándose contra mis mejillas.
Ya no se veía triste; tal vez sólo necesitaba despedirse de su amiga para seguir con su vida...
Una dulce sensación recorría todo mi cuerpo al darme cuenta de que ninguno de nosotros, humanos o animales, nos separamos completamente al morir.Poco tiempo después, en el funeral de la vieja Esther pensaba en que esa aparente separación es lo que nos trata de engañar, pero Sam y yo sabíamos que eso, la separación  es solo una ilusión, un espejismo que a veces nos hace olvidarnos de lo más importante: nuestros seres amados, nuestros amigos, nuestras mascotas.
Ahora que soy adulto entiendo que el secreto de los recuerdos es el amor... y yo estoy cumpliendo con mi promesa, pues aunque solo es un pequeño gato, Sam es parte del legado  de Doña Esther.
Y cuando yo sea viejo quiero estar seguro de ser recordado.

                                                                        FIN

lunes, 1 de agosto de 2011

Sam el gato parte 1

Recuerdo cuando tenia trece años y lo conoci, era tan pequeño y se veia tan indefenso que exactamente por eso desperto un sentimiento enorme de ternura en mi. El pequeño minino habia sido acogido por una ancianita llamada Esther, quien tenia un corazon muy noble y a quien yo conoci por mi abuela ya que eran amigas muy cercanas.
Respecto al porque la Sra. Esther acogio al pequeño Sam, ademas de su noble y gentil alma, fue porque todo en el la fascino, sus hermosos ojos azules, su aspecto atigrado y su talla minuscula. Para la anciana los gatos eran la mejor compañia que podria desear, ya que son limpios y cariñosos.
Sam fue relacionandose poco a poco con la amiga de mi abuela, y aunque al principio parecia no haber nada de quimica entre ambos, los dos llegaron a relacionarse de una manera muy estrecha.
Pasaron algunos meses y entonces ocurrio algo que cambiaria la vida de Sam y Esther para siempre: La ancianita fue diagnosticada con un tumor en el seno, el cancer ya estaba en una etapa muy avanzada y como no tenia ningun familiar que la apoyara puesto que sus hijos no se preocupaban por ella, realmente estaba sola contra su enfermedad. Este problema la tuvo muy consternada, pues sabia que sus nietos no tenian ningun contacto con ella, y pensaba que moriria sola y abandonada, asi que yo entre en esta historia, aunque al principio fue contra mi voluntad, ya que todos sabemos que la mayoria de las personas, especialmente cuando pasamos por la adolecencia, somos muy egoistas. Ya que fui obligado por mi abuelita a pasar todas las tardes despues de la escuela con la Sra. Esther, yo era bastante hostil con la pobre anciana, pero ella siempre me trato con dulzura asi que yo comenze a sentir un fuerte cariño hacia ella. Despues de algunas semanas ya tenia un lazo bastante profundo con la amiga de mi abuelita y, cosa rara, disfrutaba de su compañia.Tambien comence a tomarle mucho cariño al pequeño Sam y entonces me di cuenta de algo que preocupaba mucho a Esther: el futuro del gatito que era uno de los pocos seres que, como yo, nos preocupabamos mucho por ella. El minino parecia muy fragil e indefenso, pero eso ocultaba su verdadera naturaleza pues era extremadamente inteligente y muy astuto, ademas de que poseia una agilidad sorprendente y sus reflejos eran casi prodigiosos, incluso para cualquier felino.
Sam comenzo a percibir una inmensa trizteza en el interior de la mujer que lo acogio con tanto cariño y entonces el tambien empezo a deprimirse mucho y entonces, cuando su ama noto esto, decidio dejarlo al cuidado de alguna de sus amigas, que por cierto no eran muchas y a la mayoria no le gustaban los animales.
Pero mi abuela al ver a su amiga tan agobiada, acepto cuidar a Sam.
Al ver al gatito tan triste, trate de animarlo comprandole todos los juguetes que pude conseguir. Pero nada de eso parecia interesarle al pobre animalito. Cada dia que pasaba veia a Sam cada vez mas y mas cabizbajo asi que comence a preocuparme mucho por su salud. Era evidente que extrañaba demasiado a la Sra. Esther, asi que decidi llevarlo al hospital (ya que su antigua ama ser encontraba internada por el estado tan avanzado de su enfermedad) para que pasara tiempo de calidad con ella, aunque fuera solo por un par de horas.